Sea cual sea el sector al que pertenezca una empresa, esta debe tener claro cuáles son sus metas a alcanzar, tanto a corto como a medio y largo plazo. Fijarse unos objetivos concretos es imprescindible para progresar en el mercado, y es más que recomendable que dichos objetivos sean compartidos no solo por los directos de las diferentes áreas, sino por el resto de empleados. De este modo, todo el personal se sentirá implicado en los procesos necesarios para la consecución de cualesquiera que sean los retos que se decida acometer.

Existen infinidad de potenciales objetivos, que dependerán fundamentalmente del tipo de empresa de la que hablemos, de sus posibilidades y de su situación actual: incrementar las ventas, aumentar el número de clientes, conseguir más visibilidad para nuestros productos, tener más presencia en las redes y/o los medios de comunicación, expandir nuestro negocio a otros mercados, aumentar el rendimiento o la productividad, etc. Pero, con independencia de cuál sea la meta que nos fijemos, esta debe de cumplir una serie de requisitos para que el éxito en su persecución esté garantizado. Es decir, todo objetivo debe cumplir ciertos criterios si no queremos correr el riesgo de fracasar en el camino, lo que con bastante probabilidad acarrearía pérdidas tanto de tiempo como de dinero.

Los objetivos SMART en el plan de marketing

Para el correcto desarrollo de un buen plan de marketing, o bien nuestra empresa posee un departamento especializado (o un grupo de especialistas) en la materia, o bien debe recurrirse a una agencia de publicidad y marketing para que nos asesore y nos guíe en tan delicado proceso. Cada vez es más común, sobre todo gracias a las facilidades que nos brinda internet, que las empresas contraten este tipo de servicios a profesionales externos (la llamada externalización o outsourcing), dado que, a la larga y como apuntábamos con anterioridad, ello supondrá un ahorro considerable para nuestra corporación.

Así, el primer paso de todo profesional especializado y competente será desarrollar un plan de marketing adecuado a las características y necesidades de nuestra empresa. Junto a él, desarrollaremos un plan detallado, cuyos pilares serán los objetivos que deseemos fijarnos. Como decíamos, estos objetivos deben adherirse a una serie de cualidades: los denominados objetivos SMART. El nombre que recibe este planteamiento o estrategia surge de las iniciales de las palabras (o características) que lo conforman: Specific (específico), Measurable (medible), Attainable (alcanzable), Realist (realista) y Timely (acotado en el tiempo).

Antes de emprender cualquier tipo de acción, deberemos fijar por escrito y de forma pormenorizada nuestros objetivos. Durante este proceso iremos descubriendo si aquello que teníamos en mente se ajusta a la realidad. Es decir, si nuestro objetivo puede llegar a funcionar en la práctica tal y como lo habíamos planteado en un inicio y de manera hipotética, o bien debe ser reformulado para que se adapte a los objetivos SMART. Veamos a continuación qué significa cada una de las características que conforman esta extendidísima estrategia de marketing.

Específico

Todo objetivo debe ser claramente definido de manera individual. Reflexionar sobre esta primera característica nos abrirá los ojos sobre aspectos de nuestra empresa y nuestra dinámica de trabajo que antes habíamos pasado por alto. Seremos conscientes de nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, así como de qué está haciendo la competencia de cara a la consecución del objetivo planteado (o de alguno similar). En definitiva, nos enfocaremos y posicionaremos estratégicamente, encarrilando así el resto del proceso.

Medible

Es imprescindible que establezcamos parámetros numéricos para que podamos medir nuestros avances. Como en el punto anterior, cuanto más precisos seamos, mejor.

Alcanzable

En el desarrollo de nuestro objetivo no debemos dejarnos llevar por la ambición, ni tampoco quedarnos cortos. Tenemos que establecer una meta que, aunque sepamos va a acarrearnos un esfuerzo considerable, podemos alcanzar. Para ello será necesario que realicemos un análisis de nuestras acciones pasadas y extraigamos conclusiones.

Realista

Este punto tiene que ver con las posibilidades de las que disponemos como empresa: nuestro capital, las estadísticas, las previsiones, etc. En resumen, hemos de considerar cada una de las variables que afectarán al proceso.
Acotado en el tiempo

Esta característica quizá sea la más sencilla de establecer. Sencillamente, debemos marcarnos una fecha límite para la consecución del objetivo que nos ocupa.